
Tres datos sobre los maras que nos constan hoy
- Alejandro Manzano
- Opinion
- 12 de junio de 2025
La ONG periodística ProPublica compartió hoy un nuevo artículo [1], en el que revela cómo los gobiernos de Donald Trump y Nayib Bukele han colaborado a favor de las infames pandillas de la “mara salvatrucha” (MS-13 y MS-18) durante, al menos, los últimos cuatro años.
En concreto: en 2023, Trump deportó a líderes mareros a El Salvador, antes de que pudieran declarar en tribunales yanquis sobre la colusión entre sus pandillas y Bukele. Además, el gobierno estadounidense ya estaba enterado de cómo Bukele pactaba con estas organizaciones criminales (aún mientras ambos regímenes simulaban lo contrario) para darles dinero y sacar a algunos miembros de la cárcel a cambio de que obligaran a los salvadoreños a votar por Nuevas Ideas, el partido de Bukele, y asesinaran a menos personas (no un paro completo, solo una reducción) para mejorar la imagen pública del gobierno de San Salvador.
El artículo de ProPublica incluye citas de funcionarios estadounidenses que se quejan de cómo las decisiones “políticas” de Trump sabotearon sus investigaciones de años. Dichas investigaciones documentaron los nexos, la colaboración y la corrupción entre el bukelismo y los pandilleros. Opino que, tal vez, Trump no saboteó el objetivo real de esas investigaciones: el crimen no paga, los mafiosos siempre terminan extorsionándose entre sí, ¿Qué tal que el paso clave para obtener la colaboración de Bukele haya sido recopilar evidencia y usarla para una extorsión?
Pero esas son especulaciones. Remitámonos a los hechos. Hay tres cosas que podemos decir a ciencia cierta a partir del artículo que salió hoy:
1. Los maras son, literalmente, un grupo paramilitar que se formó en cárceles de Los Angeles, espacios en los que el Estado yanqui tiene todo el control.
En California hay una larga historia de operaciones secretas de control mental, sobre todo en espacios altamente reglamentados como hospitales, institutos psiquiátricos y prisiones. Más que eso, nada puedo comprobar. Solo destaco que, a diferencia de otros países, los Estados Unidos tiene su sistema penitenciario 100% bajo control.
2. Lo maras fueron enviados a El Salvador por actos y decisiones conscientes del gobierno federal de los Estados Unidos: deportaciones de exconvictos en los años 90. Ya en El Salvador, rápidos conquistaron el mundo criminal.
Esto pasó al poco tiempo de que los acuerdos de Chapultepec dieron fin a la guerra civil, con lo que se integró la guerrilla antiimperialista del FMLN como partido político en democracia. Cuando eventualmente llegó al poder, el FMLN se desprestigió ante muchos salvadoreños por no resolver el problema de la violencia de los maras e, incluso, tener tratos corruptos con ellos. Los maras surgen en EEUU, los EEUU mandan a los maras a El Salvador, los maras sabotean el proceso político anti-EEUU salvadoreño. ¿Cuántas coincidencias llevamos, todas ellas convenientes para el Imperio?
3. Aparte de ser la principal excusa para la actual campaña de limpieza étnica de Trump (ilegal, desquiciada y cobarde), ya en el gobierno, el propio Trump ha estado ayudando al gobierno de Bukele a proteger a los maras.
Bukele llegó al poder denunciando que los gobiernos anteriores pactaron con los maras. Trump nombró a “MS-13” como su principal excusa para atacar a los latinos en su país desde el inicio de su primer campaña presidencial. Alguien malpensado podría imaginarse que se sigue que hay incentivos para que ambos presidentes no solo no desmantelen a esas pandillas, sino que las protejan, magnifiquen su importancia y eleven su perfil. Trump ataca a los migrantes, los maras atacan a los migrantes, los ataques de los maras son el pretexto para que Trump ataque aún más a los migrantes y se los mande a Bukele, quien es socio de los maras. Casi pareciera que, si no existieran los mara salvatrucha, Trump y Bukele tendrían que inventárselos.
Pero no podemos decir eso con tanta certeza como podemos, hoy, asegurar que ambos regímenes han colaborado para proteger (y, posiblemente, financiar) a este grupo transnacional que tanto le ha servido a estos demagogos de ultraderecha.
Se refrenda la moraleja: en el imperialismo (y en su mejor amigo: el fascismo) no se puede confiar ni tantito así. 🤏
Foto de portada: “Prison of pain, par Franck Vervial” por Franck Vervial licenciada bajo CC BY-NC-ND 2.0..